El aceite de oliva es un componente básico de la dieta mediterránea, considerada una de las más sanas del mundo. La ciencia investiga ahora los efectos positivos en la salud del ‘oro líquido’. Rosa Solá, catedrática y directora del Grupo de Investigación de Nutrición, Lípidos, Genómica Nutricional y Riesgo Cardiovascular de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, afirma que el aceite de oliva del tipo virgen tiene efectos antioxidantes, antinflamatorios, vasodilatadores de las arterias e incrementa las concentraciones de colesterol bueno. Además, la mayor parte de la grasa que contiene es insaturada (cerca del 85%), la más saludable. Contiene vitaminas A y E. El aceite de oliva virgen extra es la máxima categoría comercial y su proceso de elaboración consiste en el prensado de las aceitunas sin otra manipulación que la mecánica, por lo que se trata de un proceso totalmente natural. Profundizando un poco más en los efectos beneficiosos para nuestra salud:

Protector cardiovascular: Basado en el estudio Eurolive de 2006. Consistió en que 200 voluntarios sanos ingirieran 25 ml al día de tres tipos similares de aceite de oliva, pero con distinto contenido en polifenoles. Los resultados mostraron que a mayor contenido de estos componentes había un mayor incremento del colesterol bueno y una menor oxidación de los lípidos que intervienen en el desarrollo de la arterosclerosis y, en consecuencia, el infarto de miocardio. A consecuencia de este estudio, la EFSA (European Food Safety Authority) lanzó en 2012 una recomendación de salud referente a los beneficios del consumo de aceite de oliva rico en polifenoles, es decir, el virgen.

Favorece la longevidad: Jose Manuel Villalba, del departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmonología de la Universidad de Córdoba, y su equipo de investigadores hallaron que el consumo de aceite de oliva virgen reduce los niveles de muchas de las proteínas asociadas al estado proinflamatorio que caracteriza el envejecimiento. Por consiguiente, este mejor estado antiinflamatorio implica una mejor y más sana longevidad. Por otro lado, el envejecimiento también está asociado a un mayor estrés oxidativo de las células, algo que el consumo de aceite de oliva virgen disminuye gracias a sus efectos antioxidantes. Dicho de otra manera, el zumo de la aceituna equilibra los agentes oxidantes con nuestras defensas antioxidantes, cuando lo incorporamos en nuestra dieta.

Hipótesis contra el cáncer: Del total de los ácidos grasos presentes en el aceite de oliva, el ácido oleico supone el 80%. Sus muchos beneficios saludables todavía se están desvelando hoy gracias a líneas de investigación que se llevan a cabo en la actualidad. En concreto, Javier Menéndez del Instituto de Oncología de Girona, está realizando un estudio con la hipótesis de que el ácido graso monoinsaturado que es el ácido oleico, es capaz de regular los genes implicados directamente en el origen y desarrollo de ciertos tumores, especialmente el de mama. El hallazgo principal ha sido el observar que este ácido es capaz de suprimir la expresión de uno de los genes responsables de la transformación de una célula normal en una maligna. Javier Menéndez remarca que hay que tomar con cautela los resultados de estos estudios de laboratorio. Pero queda claro que en términos estrictamente moleculares se puede confirmar el efecto beneficioso de los componentes del aceite de oliva.

Cómo consumirlo? Incorporándolo en nuestra dieta y manteniendo unos hábitos de vida saludables. Se recomienda consumirlo en crudo como aderezo de ensaladas y tostadas. Javier Menéndez, del ICO, afirma que lo ideal sería un consumo moderado de 50 ml de aceite de oliva virgen extra al día (el equivalente a cuatro o seis cucharadas soperas).